La hipertensión es el aumento de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida y supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando la masa muscular para hacer frente a este sobreesfuerzo.
Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no está acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo, y por tanto, puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, con la hipertensión el músculo cardíaco se vuelve más irritable, se producen más arritmias y se propicia la aterosclerosis (cúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (que pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral).
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se basa en un sencillo procedimiento de toma de medidas, aunque en algunos casos puedan necesitarse otras pruebas relacionadas con la presión arterial. Es imprescindible completar el estudio con un análisis de laboratorio (de sangre y orina) y un electrocardiograma. Para facilitar un diagnóstico es muy importante tener en cuenta estas recomendaciones:
- La hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida
- Es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad
- Existe predisposición familiar a sufrirla, aunque también se da en personas sin antecedentes
Tratamiento y prevención
El mejor tratamiento de la hipertensión es una buena prevención que evite su aparición. Por eso es fundamental seguir un estilo de vida cardiosaludable:
- No fumes. El tabaco aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Además, las personas hipertensas fumadoras multiplican el efecto perjudicial del tabaco. Dejar de fumar tiene efectos positivos superiores a cualquier medicación para la hipertensión.
- Cuidado con el alcohol. El consumo excesivo de alcohol provoca el incremento de la presión arterial y otras alteraciones perjudiciales en el corazón y otros órganos.
- Controla el peso. El sobrepeso es causa de hipertensión. Rebajarlo reduce la presión arterial y disminuye el riesgo cardiovascular y la diabetes.
- Ejércitate. La realización de ejercicio físico regular logra bajar las cifras de presión arterial. Además aumenta la masa muscular y la capacidad de esfuerzo, ayuda a controlar el peso y consigue disminuir el riesgo cardiovascular.
- Sigue una dieta cardiosaludable. Los hipertensos deben disminuir el consumo de sal y los alimentos que la contengan. También hay que consumir frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y otros cereales, utilizar aceite de oliva como grasa principal e incrementar la ingesta de aves y pescado en detrimento de las carnes rojas.
- Tratamiento farmacológico. Si eres hipertenso no puedes conformarte con las recomendaciones anteriores, ya que es posible que tengas que seguir un tratamiento farmacológico. Los resultados no siempre reflejan una reducción inmediata de la presión arterial, así que es necesario esperar un poco antes de plantear al médico un cambio de medicación.
Si sigues un tratamiento antihipertensivo, recuerda que aunque la presión arterial se haya normalizado es necesario seguir tomando la medicación. Igualmente, es fundamental cumplir estrictamente el tratamiento e intentar mantener siempre el horario de ingesta de las pastillas, así como consultar a tu médico si el tratamiento no obtiene los resultados esperados, ya que en ocasiones es necesario tomar varios fármacos para controlar la presión arterial. También es importante revisar la dieta por si algún alimento está impidiendo el efecto antihipertensivo de la medicación.
Recuerda: ¡El tratamiento hipertensivo debe compaginarse siempre con uno de vida cardiosaludable!