El verano es la época del año en la que, en general, disponemos de más tiempo libre: se acostumbra a viajar, a ir a la playa, tomar el sol, ir de excursión... De hecho, todo lo que nos permite el verano es lo que hace que nuestro comportamiento cambie y que resulte complicado mantener la rutina que mantenemos durante el invierno. Es por ello que en este nuevo post en el blog te queremos dar algunas claves para que te sea lo más fácil posible seguir una alimentación saludable en verano.
Llevar una dieta equilibrada en verano de acuerdo con nuestras necesidades nutricionales puede resultar más complicado de lo que parece. Cenas, comidas, salidas, vacaciones... Los extras se multiplican en verano y, si no nos mantenemos a raya, lo que en un principio es un extra se puede acabar convirtiendo en la norma. Aparte de la alimentación, hacer ejercicio es otro punto fundamental a tener en cuenta. Posiblemente no estás yendo todos los días que quieres al gimnasio, pero con un poco de voluntad y esfuerzo seguro que acabas encontrando media hora al día para hacer el deporte que más te gusta o cambiar tu rutina de ejercicios por otra que se adapte más a las altas temperaturas: nadar, caminar, etc.
¿Qué comer en verano?
A causa del calor y el sudor, nuestro organismo pierde nutrientes esenciales que hay que recuperar. Por otra parte, los rayos de sol pueden dañar nuestra piel y organismo, causando quemaduras, manchas, arrugas, hipotensión y cansancio. Es por ello que resulta imprescindible que, durante esta época, nuestro cuerpo reciba todos los minerales y vitaminas que pierde a través del sudor y que nos ayudan a mantenernos sanos.
A continuación te contamos cuáles son los minerales y vitaminas que deben estar presentes en tu dieta de verano para combatir el calor y ayudarte a conseguir una alimentación saludable en verano:
- VITAMINA C
Esta es una de las vitaminas de mayor importancia a la hora de estimular nuestro sistema inmune y protegernos ante enfermedades como gripes o resfriados. Es precisamente por ello que se trata de una de las más consumidas en invierno, la época por excelencia de los resfriados. Sin embargo, durante el verano también cumple un papel importante, ya que nos ayuda a adaptarnos al calor. La vitamina C estimula las glándulas sudoríparas y permite bajar la temperatura de nuestro cuerpo y evitar posibles golpes de calor. Además, juega un papel fundamental en la limitación de la oxidación celular causada por el sol y estimula la formación de colágeno, que evita las quemaduras, arrugas y manchas. La vitamina C se puede encontrar en muchos productos de temporada en verano, como por ejemplo el melón o el pimiento rojo.
- BETACAROTENOS
Los betacarotenos se transforman en vitamina A cuando se procesan dentro del organismo. Estos antioxidantes son fundamentales en verano, ya que ayudan a que nuestra piel se recupere de los efectos del sol. De hecho, esta es la razón por la que se utilizan en la mayoría de cremas solares. ¡Fíjate en el color de las frutas u hortalizas que consumes! El mango, el melón, la zanahoria o las calabazas, de color naranja, son productos que contienen una alta cantidad de betacarotenos.
- OMEGA 3
Presente en pescados azules, algas y otros productos marinos, así como el aceite de oliva o los frutos secos, los ácidos grasos omega 3 son muy beneficiosos para nuestro organismo también en verano. Su consumo mejora el aspecto y la salud de nuestra piel, y además, ayuda a fortalecer los huesos, el sistema inmune y a aliviar los síntomas de fatiga tan habituales en verano.
- POTASIO
El potasio es uno de los minerales que perdemos en mayor cantidad a través de la sudoración, por eso debemos incluirlo en nuestra alimentación saludable de verano. Más allá de eso, los alimentos ricos en potasio, como pueden ser los frutos secos o el melón, aportan la energía extra necesaria para combatir la fatiga estival.
- VITAMINA A
La vitamina A es, probablemente, la que concede un poder reparador más alto después de tomar el sol de forma prolongada. Además, ayuda a prevenir la aparición de manchas en la piel.
- VITAMINA D
Como bien sabrás, la vitamina D se absorbe a través del sol. Así pues, es posible que te preguntes: ¿Por qué la necesitamos en verano si, precisamente, es la época del año en que estamos más expuestos a ella? La respuesta es sorprendente y 100% real: los protectores solares no solo bloquean la acción de los rayos ultravioleta, sino que también bloquean la absorción de la vitamina D. El consumo de yemas de huevo o lácteos puede ser una buena fuente de vitamina D. Dicho esto, ¡no olvides ponerte fotoprotector solar!
Además de la necesidad de consumir ciertas vitaminas y minerales para que tu dieta sea perfecta, recuerda que es fundamental:
- Una hidratación continua.
Si la hidratación es importante durante todo el año, durante el verano aún lo es más. El hecho de que perdemos agua a través de la sudoración, hace imprescindible reponer líquidos a través de la alimentación. Ten presente que las bebidas alcohólicas deshidratan, por lo que nada es mejor que beber agua para satisfacer las necesidades de nuestro cuerpo.
- Las comidas ligeras.
En verano conviene comer comidas ligeras que ayuden a facilitar la digestión y evitar comidas muy copiosas que, junto con las temperaturas elevadas, provocan cansancio y fatiga.
- El consumo de proteínas.
Si quieres introducir proteína animal a tus platos, en esta época del año es mucho mejor optar por el pescado que por las carnes. Por un lado, porque sus ácidos grasos omega 3 son muy necesarios en estos meses, pero también porque su digestión es mucho más fácil que la de la carne.
- La cocción a la parrilla, al vapor, al horno o a la plancha.
En verano, la forma en que cocinamos también es importante. Prioriza los alimentos en crudo, a la parrilla, al vapor, al horno o a la plancha. Evita los fritos o los guisos con salsas contundentes.
¿Pones en práctica estos consejos de forma habitual en verano? ¿Añadirías otros? ¡Coméntanos! ;)